Confesión de un mal escritor

Y qué va, que soy mal escritor. Y no son gritos de ahogado ni trucos de narcisista incipiente. Lo digo ya y de una vez para quitarme el miedo. No he hecho nada con mi vida profesional que valga la pena, no de la manera que yo quisiera. Me queda el consuelo de haber ayudado, de haber servido, de que cambié vidas y se me ha agradecido el gesto. ¿Está mal que esta noche no me importe? ¿Está mal que no me haya podido quitar la envidia de encima, con el pecho estrujado en rencores y que no pueda caer en la cama sin antes confesarme frente al monitor de mi computadora? Será que los católicos ya lo tenían dominado, eso de confesarse para poder pecar otro tiempo. Y soy malo no por talento, sino por falta de intento. Me oculto en estas cosas dramáticas, pero sólo son dramáticas porque cuando estoy contento no recuerdo escribir. ¿Para qué sacar a pasear a los demonios si no se han juntado suficientes? Que valga la pena el viaje, supongo. Pero entonces queda esta quasi poesía adolescente, esta queja sostenida. Que ni siquiera llega a tango, esa nota triste que se espera pero igual se disfruta. Yo sólo me vacío y espero que el mundo me lea sin mover yo un dedo, y me convenzo de que la verdad no quería cuando nadie ve esto.

Por enésima vez, ya basta. He aquí un pasaje de un mal escritor, pero honesto por primera vez en mucho tiempo:

Me fue bien en el día, hice cosas buenas y tengo una esposa que me ama. Probablemente nunca llegue a ser nada de lo que quería ser como escritor, y seré uno de tantos que nada más se hacen los interesantes, pero que tienen una vida de verdad que está lejos de las letras. Porque ni para profesor ya sirvo, que la envidia me corroe cuando veo a los que sí le han puesto algo –o mucho– de trabajo. No soy un genio, no soy único ni especial. Soy, incluso, algo malo por falta de esfuerzo. Y uso muchas «y», y digo mucho «como», y se me olvida lavarme los dientes. ¿Terminamos? Que ya con eso uno debería enfocarse en otras cosas y tener otros pasatiempos.

¿Y por qué chingados siento que igual voy a seguir escribiendo?

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